jueves, 8 de enero de 2015

Una llamada ... una respuesta.



  • Dios te llama a la vida
  • Dios te llama por tu propio nombre
  • Dios te llama a ser imagen y semejanza de ÉL
  • Dios te llama a ser Iglesia
  • Dios te llama a la santidad
  • Dios te llama a la solidaridad especialmente con las personas más necesitadas
  • Dios te  llama  para que  lo hagas  conocer predicando  su palabra
  • Dios te llama a ser feliz... ¿DÓNDE?






Dios  llama a todo  ser creado a la aventura de vivir. Él toma la iniciativa de llamarme a la vida y me entrega un plan, un camino propio que solo yo puedo recorrer para ser feliz.
En el amor de mis padres Dios me regaló la vida. Nací en el seno de una familia y tengo un lugar en el mundo y en la historia que solo yo puedo ocupar y construir.
De mi parte tiene que haber una respuesta a ese don de la vida a la que Él me llama.
 ¿CUAL ES MI RESPUESTA? 

Un misterio de amor entre Dios que llama por amor y una persona que le responde libremente y por amor.


Una llamada a una misión en la tierra.


La decisión de una joven que quiere dedicar su vida a ayudar a sus hermanos, predicando para  que  otros  puedan  encontrar  su  propia  vocación de seguimiento a Jesús.


La vocación es un proceso como toda historia de amor.

    Dios se esconde un poco cuando nos llama y es que quiere dejar el margen
     suficiente a  nuestra libertad.

Una invitación de Dios a la felicidad. Sería un error pensar que Dios pueda proponernos algo que no nos haga felices.






El Señor “llama siempre a los que quiere para que lo acompañen, y los envía a predicar a las gentes”(AG 23). Los llamados “son marcados con una vocación especial” y se distinguen por estar “dotados de un carácter natural conveniente, idóneos por sus buenas dotes e ingenio, dispuestos a emprender la obra misional... (AG 23)
El  padre  Menard  fundador  de la Fraternidad MSA (Misioneras de  los  Santos  Apóstoles)
misioneras de las  vocaciones. desde  los  inicios  recibió  la  llamada de  Dios  para  animar vocaciones.
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Hay personas sensibles a la llamada de Dios, unas la aceptan con sencillez y compromiso, otros oyen su voz pero encuentran mil impedimentos o excusas para responder, a esto lo estamos denominando “cerrojos del corazón”, son los obstáculos, miedos, dudas, excusas que se anteponen al llamado de Dios.






La buena semilla muere y el fruto no madura, es más: nunca crecerá. Hay que tener en cuenta que la formación puede, con un buen método y con el tiempo, hacer madurar mucho unas cualidades que a primera vista parecían dar pocas garantías. Nadie nace “hecho” del todo, pero todos tenemos que dedicarnos con alegría y una buena dosis de madurez al trabajo de nuestra mejoría y transformación. 

Jesús  es  la  buena  semilla que  te  da  vida en  abundancia.
CONFIANZA  EN DIOS 


Moisés fue uno de esos personajes que puso muchos obstáculos a la llamada de Dios, con sus excusas quería librarse de las exigencias y sus consecuencias. Al fin Moisés entendió que Dios no estaba buscando a alguien que pudiera hacer todo por sus propios medios sino que Dios buscaba a alguien que CONFIARA EN ÉL.
 La confianza en Dios por parte de Moisés transformó a este tartamudo en uno de los líderes más grandes en la historia en el pueblo de Israel. Por eso hoy te invitamos a que identifiques cuáles son tus “cerrojos” para que seas capaz de abandonarte y confiarte en las manos Dios así como lo hizo Moisés.



CONVERSANDO  CON  JESÚS.
Jesús mi mejor amigo,
 Tú sabes que quiero seguirte...
Que tu vida, Jesús  me atrae y
 apasiona; no permitas 
que nada ni nadie se interponga
 en mi camino y que 
yo sea capaz de elegirte 
libremente.
Conserva, en mi corazón 
de joven tu llamada y haz 
que pueda darte una respuesta, 
conservando tu amistad que es tan fiel.

           



 Toda vocación es un riesgo. Es jugarse la vida por algo que nos puede hacer felices. Por eso:

LAS «MEDIOCRES»  son  esas jóvenes que nunca se arriesgan por miedo a perder, jóvenes que nunca llegan a ser felices.

LAS «ETERNAS INDECISAS» son las jóvenes que se pasan la vida sin llegar a decidir nada. Les gustaría decirle SÍ al Señor Jesús, pero les cuesta dejar la familia, los amigos y amigas, las cosas materiales que poseen.

 LAS «TOCAPUERTAS» son aquellas jóvenes que quieren ver todo muy claro, probar y conocer todas las posibilidades que existen para realizarse. Por desgracia, estas jóvenes se pasan la vida tocando las puertas de los conventos, pero nunca encuentran el camino que las satisface.

  LAS «CONDICIONALES» son las jóvenes que se sienten llamadas profundamente por el Señor Jesús y que quieren responder a su llamada pero colocan miles de “peros” y a todo le ponen condición. “ Yo sí quiero seguir al Señor Jesús, pero…”, Yo estoy dispuesto/a decirle sí a Dios, pero primero quisiera hacer una carrera”… Yo sí se que tengo vocación, pero … pero…”

LAS «IMPETUOSAS» son las jóvenes que se entusiasman por un momento, pero cuando surge una dificultad se echan para atrás. Son jóvenes que en un momento de arranque dicen “SÍ” pero al poco tiempo ya están aburridas de ser lo que antes quisieron.



No olvides nunca que...

  • Quieres entregarle a Dios: tus ilusiones, tu vida, tus comodidades, el amor, la compañía, el honor, el dinero, la gloria, la fama.

  • La vocación, la llamada de Dios, no se pierde. Pero puedes dejar de escucharla, si diariamente no eres fiel a tu entrega, fiel a los propósitos que hoy haces, fiel por encima de todas las dificultades.

  • Las dificultades y sufrimientos son inherentes a toda vocación. De ahora en adelante cuenta con ellos. Cuenta con los ratos de aburrimiento, con tus soledades, con la incomprensión de los demás, con la monotonía... Los sufrimientos suelen venir por donde menos lo esperamos.

  • La perfección no es de este mundo y lo que importa es tu esfuerzo continuo por superarte.

  • El desánimo es una tentación de abandonar lo grande. No te desanimes cuando te experimentes incapaz de salvar el mundo, cuando veas la posible dejadez de algunos consagrados a Dios, cuando te encuentres como sólo en tu ideal, cuando observes a tu alrededor la indiferencia de los que debían ser mejores.

  • Sin vida constante de oración, de unión con Dios, pronto estarás más cerca del «mundo» que del «cielo» y entonces no vale la pena tu sacrificio de hoy.

  • Que una tentación constante en tu vida va a ser la de querer recuperar, poco a poco, lo que hoy dejas. Y una misionera, consagrada a Dios, no puede ser una triste solterona forzada a serlo.

Y recuerda diariamente, que la felicidad en tu vocación está en razón directa con tu entrega total. Dios jamás defrauda a quien pone toda su vida al servicio de la causa del Reino.




VEN Y  SÍGUEME

Tanto en el Nuevo como en el Antiguo Testamento, descubrimos que en el origen de cada vocación auténtica está el Señor que elige y que invita a seguirle personalmente. Aunque lo hace de modos muy diversos, lo que está claro es que quien llama es Él.

Éste es el sentido más profundo de la palabra vocación, que significa “llamada”. En el Evangelio vemos cómo Cristo pasa junto a personas normales y les llama: “Ven, sígueme”.


Invita a seguirle a quienes luego serán discípulos suyos. Fíjate cómo la iniciativa parte de Él, del Maestro, y por eso la “llamada” o “vocación” no es una predisposición natural o una inclinación de la persona solamente, sino ante todo se trata de un don de predilección.

Por ello este don de Dios para quienes lo reciben no responde a méritos especiales, sino que responde a un plan, que siempre ha estado presente en la mente y en el corazón de Dios La llamada es para algo; para hacer algo específico por Él y su Reino, se trata literalmente de cumplir una misión. Dios quiere nuestra colaboración para construir su proyecto de salvación.

 Por lo tanto, la llamada es a cooperar con Cristo en este mundo para, de esta forma, realizar su redención. Cada llamada tiene una clave única; es decir, tiene un tipo de contraseña y se desarrolla en un tiempo y en un contexto determinados trazando así una historia personal constituida por momentos determinados, cargados de significado.



YO  TAMBIÉN...



Yo también seguiré adelante aunque muchos me digan: ¿Eres loca?. Tú que tienes tantos valores para triunfar en la vida, ¿te vas a encerrar? ¿a perder el tiempo? ¿a rezar todo el día?  ¿a perder tu juventud, cuando debes disfrutarla al máximo? ¿por qué no entras a la Universidad? ¿por qué no haces una carrera para que seas alguien en la vida? o ¿es que estás decepcionada?
Y yo respondo: aunque muchos cuestionen mi vida porque no entienden, ¡¡¡YO SEGUIRÉ ADELANTE!!!





·         A veces algunas circunstancias pueden influenciar o incluso ser determinantes para tu respuesta, pero recuerda bien que el primer interesado de que tu vida llegue a buen puerto y exactamente a la meta para la que Él te creó con infinito amor… es Dios.
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·         De aquí la grandísima esperanza y confianza en Él, ya que es con su ayuda    con la que cumpliremos la misión que nos confía. Dios está siempre de nuestra parte. Es el primero en creer y apostar por nosotros. Puedes estar segura de que te dará todas las gracias que necesitas para responderle con un decidido y alegre “SÍ”.


MARÍA  LA  MADRE DE  JESÚS  TE  ACOMPAÑA

Queridísima hija:

Aunque cada día te estoy escribiendo dentro de tu corazón, hoy quiero escribirte una carta solo para ti... Sé que mi Hijo Jesús ha entrado en tu vida como un día entró en la mía. Y, como es natural, esto ha provocado en ti una gran revolución... ¿o no?

Andas inquieta porque bullen en tu mente montones de ideas frente a la vida... No sabes a qué decir Sí y a qué decir NO... Miles de voces, de llamadas diferentes te proponen miles de proyectos: de un lado las voces deslumbrantes del estudio, del trabajo de la sociedad del bienestar y del consumo, y de otro la voz de Dios que resuena desde el fondo de tu corazón... ¿SÍ o NO?...

Por si te sirve de algo, te contaré mi experiencia, las exigencias y las consecuencias de mi SÍ, porque estoy segura que tú, como yo, tienes  ganas de decir SÍ a lo que Dios quiere...pero, claro, sientes  miedo, es natural, ¿sabes?...suele pasarnos que contamos solo con nuestras fuerzas y por eso temblamos antes los fuertes llamados.

Yo vivía tranquila en mi casita de Nazaret, sin grandes problemas. Por mi imaginación nunca pasó la idea de que era necesario mi SÍ en la historia de la salvación. Es verdad que tenía claro que ese momento histórico abundaban muchos "NO" para responderle a Dios, en el pueblo de Israel... Y era imprescindible un SÍ alegre, generoso, radical pronunciado desde una actitud de responsabilidad y disponibilidad, con completa libertad, y sobre todo lleno de Amor.

Trataré de explicarte mi primer SÍ y las consecuencias que tuvo. Mi primer SÍ lo sabes de memoria, fue en esa madrugada de mi juventud… tenía yo 16 años y tantas ilusiones! En un rincón de mi cuarto se me iluminó la Tierra y tuve una experiencia que no sé describir... Como un fuerte temblor todo mi ser se estremeció ¡Cómo me vería el Angel, que hasta tuvo que decirme "No temas, María"! Escuché lo que me decía con mucho susto; ¿Qué tenía yo de especial para recibir esa visita de Dios? ¿Y qué significaba todo eso? En verdad no entendía casi nada de lo que me dijo!

Entendí, eso sí, que lo que estaba pasando era muy importante, que estaba Dios pidiéndome algo que cambiaría toda mi vida, hasta mis planes con José, mi novio, mi proyecto para formar una familia... y me quedaba yo flotando como en el aire. Por unos momentos, que me parecieron eternos, no supe qué hacer, ni qué decir.

Pero en mis oídos resonó con mucha fuerza: "lo que en ti se va a engendrar es por obra del Espíritu Santo". Comprendí con claridad, que todo era posible, Él lo iba a hacer todo, y yo no tenía que temer nada; yo debía decir "SÍ", a mí me tocaba solo abrir mi corazón y aceptar todas las consecuencias.

Qué feliz me sentí después que pronuncié el "¡Hágase en mí lo que Dios quiere!" Te confieso que yo misma me admiré y me estremecí al escuchar mi respuesta. Pero verás lo que sucedió. Puedes imaginarte mi angustia y mi gran dolor al sentirme juzgada, rechazada por José. Desde el momento que pronuncié ese primer SÍ se me complicó la vida, porque llegué a ser el lugar del encuentro entre Dios y la persona. En mí nació Jesús y así tuve la dicha de entregarlo al mundo.

Hoy, yo te pregunto: ¿Qué le vas a responder al Señor que te está llamando? O ¿te vas a dejar deslumbrar por lo que el mundo te ofrece?... Tu vida, tu futuro está en tus manos, te lo juegas tú misma en el SÍ o el NO de la respuesta.    María

Señor, estoy en tu presencia con el anhelo de decirte muchas cosas. Sé bien que me conoces, que de mi te las sabes todas, pero hy necesito confiarte mi vida:
Desde mi infancia he conocido tu Palabra la que siempre me ha orientado y he descubierto en ella y leyendo mi historia que Tú me quieres a tu lado para siempre.

No rechazo tu llamada, al contrario, la acepto. Por eso te busco, hoy, quiero que sepas que no es fácil, que me cuesta dejar la familia y ciertas cosas, que tengo miedos y dudas, pero sé que si me acompañas no desfalleceré...

Si quieres conocer la Madre, Maestra y Guía de toda vocación misionera, abre tu corazòn y pídele a la Virgen María que te enseñe a decirle SÍ al Señor como lo dijo Ella.

"HÁGASE EN MÍ SEGÚN TU PALABRA"
Soy caminante y en mi camino puedo tomar atajos, esquivar peligros, subir cuestas; puedo llegar a la meta o desviarme hasta el fracaso.





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